Ya estamos en el mes de los enamorados, repleto con globos de helio en los cruces vehiculares y cajas en forma de corazón para regalar a nuestro enamorado. Ositos, cajas de bombones y tazas de rojos vibrantes también forman parte de la extensa variedad de presentes que podemos encontrar. Un sinfín de obsequios concebidos para celebrar el amor, el denominado «sentimiento más hermoso». Mismo que sí se relega un poco a la amistad, muy a pesar de que el día tradicionalmente honra a ambos sentimientos. Pero sí, en el imaginario de las personas, el 14 de febrero se piensa más como una celebración del amor de pareja y el romance.
Un poco olvidada se deja a la amistad. Usualmente, se cree que entregar una irónica paletita roja en forma de corazón, que además es símil a las otras treinta paletitas de otras personas en un salón de clase o en la oficina, es suficiente para celebrar el compañerismo y honrar a la amistad. Mas la amistad sí está presente en nuestras vidas, tan fuerte como el amor, pero teñida en otros matices, otros colores que resplandecen en gustos similares y pasatiempos para hacer juntos (mismos gustos en películas, música o comida favorita).
¿Has escuchado sobre aquellos amigos que parecen tener más una relación amorosa que de amistad? ¿O de esas personas que comparten tardes de cines con una persona de la que se despiden con un beso en la mejilla cuando la noche ya ha caído? A veces es impensable creer que dos personas únicamente sostengan una relación de amistad cuando son demasiado unidas. Casi casi como si debieran cumplir cada checkpoint de una larga lista donde amarse es la meta. Si la amistad surge entre un hombre y una mujer, con más fuerza se cree que pronto terminarán sucumbiendo a la flecha de Cupido. Los cuestionamientos sobre su relación siempre marcarán una clara tendencia a saber si terminarán enamorándose. «¿Y ustedes cuándo serán novios?», es una de las preguntas más comunes que reciben este tipo de personas. Lo cierto es que muchas veces realmente no planean dejar su amistad por indagar en el amor, pues su relación ya es demasiado fuerte así. No es necesario sentirse enamorado de una persona para considerar la relación fuerte.
Las grandes amistades surges en nuestros primeros años de vida (aunque también inician cuando somos mayores), en general, cuando cursamos la secundaria o preparatoria y se establece en nuestras vidas por varios años. Es amor, pero distinto. No responde a necesidades carnales, sino a otras más desinteresadas como el compañerismo, la convivencia o la solidaridad. Usualmente, al establecer una amistad, la cercanía es bastante grande. Si surge en el colegio, es normal que pasemos bastante tiempo con nuestro amigo. Lo veremos diario, compartiremos nuestros recesos con él y haremos trabajos en equipo con su compañía. Luego, quizá nos separemos de él o ella debido a la búsqueda de un futuro profesional prometedor, pero su presencia seguirá siendo un faro resplandeciente en nuestra vida.
La complicidad surgida en una relación enteramente de amistad trasciende barreras que otro tipo de relaciones no logran romper. Un amigo es aquella persona a la que le hablarías si algo va mal o si tu enamorado decide que siempre no eres su media naranja. Muchas relaciones de amistad sobreviven los embates de la vida como pocas relaciones lo hacen. Un amigo sincero estará contigo para pasar tragos amargos. Es a un amigo o amiga a quien le llamarías si un día tu enamorado te lastima o es a quien le pedirías un consejo si tienes alguna duda sobre el amor, pues muchas veces aprendemos a amar a través de nuestras amistades que son las que nos dan consejos sobre cómo actuar ante una u otra situación. Nos transmiten sus experiencias y nos cobijan con sus consuelos.
Es verdad que el amor forja relaciones más pasionales y efusivas que las cimentadas enteramente en la amistad, pero no por eso son mejores. Pensar febrero como un mes entero para los enamorados sigue perpetuando la idea de que la amistad no es un sentimiento suficientemente fuerte ni tan importante en la vida de un ser humano. Refuerza la idea de conformar ese sentimiento con paletitas de corazón y con abrazos ligeramente escuetos. Darle la importancia que merece proviene de la invitación de también celebrarla, pasar fechas especiales con las personas que nos han aconsejado en nuestra vida y agradecer con sinceridad a aquellas que ya no están por alguna razón. Porque la huella que un amigo imprime con sinceridad en nuestra alma sobrevivirá siempre el paso del tiempo.